1 de febrero de 2017

Poema de Vicente Rodríguez dedicado a nuestra Hermandad



Poema de D. Vicente Rodríguez dedicado a nuestra Hermandad, emitido en el programa "La Levantá" de Onda Cádiz TV el pasado 18 de enero. Muchas gracias amigo Vicente por tus preciosas palabras.

Anda diciendo el levante
entre susurros del viento
que un milagro eucarístico
ha bajado desde el cielo
para quedarse prendido
de amor por el mundo entero
y conquistar corazones,
que a golpes duros y secos
tienen en el pan de Dios
el auténtico alimento.
Anda susurrando el aire
entre quejíos y lamentos,
que el sacrificio de Cristo
es memorial verdadero
de la pasión redentora
del inmolado cordero 
cuando el Domingo de Ramos 
palomas alcen el vuelo
y allá por Santo Domingo 
Jesucristo sea el ungüento 
para remediar los males
y sanar a los enfermos. 
Bendita Sagrada Cena, 
bendito convite eterno
al que Cristo nos invita
sin pedir nada por ello. 
Que es prenda de salvación, 
y es el pan para el hambriento, 
y es bebida que nos sacia
y es verdadero alimento
y es vino que se derrama
y es gracia a diestro y siniestro 
y es redención de los hombres 
y es muestra de su Evangelio 
y es reunión que nos convoca 
para saciar por completo
el hambre que tiene el alma 
de tener a Dios muy dentro. 
Común unión que regala
en sus manos y en su dedos 
cuando sale por la puerta 
dejando atrás el convento 
para llenar cada calle
y a las gentes que a su encuentro 
van buscando el pan de vida, 
el auténtico sustento. 
Sangre de Dios verdadera 
que Cristo la irá vertiendo 
para saciarnos con ella
y adelantar el tormento
que padeció por nosotros 
dando la vida y muriendo.
Ya se escucha una saeta
y ya se calla hasta el viento, 
Cristo en su Sagrada Cena 
nos ha reservado un hueco 
para compartir con él
su sangre y todo su cuerpo. 
Irá llenando las calles
de bendición y de aliento 
para que todas las gentes 
sepan que Cristo, el maestro 
da una lección magistral
y se entrega por completo 
para redimir al mundo
de sus pecados, del miedo
de carecer de Dios mismo, 
aquél que va bendiciendo 
mientras preside la mesa
de eucarísticos misterios. 
Doce están en torno a Él, 
Judas también y en el precio 
que guarda, en treinta monedas 
lleva grabado un anhelo
de traición y de codicia
a Jesús y con un beso 
sellará cuanto de malo 
tiene guardado muy dentro.
Y Cádiz será vergel
y Cádiz será pañuelo
que arrope entre capas blancas 
y dominicos recuerdos
al Señor que en su milagro 
llena de amor ese encuentro. 
Que Cristo va caminando,
se abren las puertas del cielo,
querubines de la gloria 
bajan y alzan el vuelo
para ofrecerle al Señor 
cuanto hay en Cádiz de bueno. 
Oraciones y plegarias, 
rezos, rezos y más rezos
y entonado entre los labios 
un sublime padrenuestro, 
una salve a la que espera
en Santo Domingo el sueño 
de salir junto a su hijo 
bendecido y bendiciendo, 
Reina de todos los Santos, 
timonel de ese velero
que su hijo, Jesucristo 
lleva siempre hasta buen puerto. 
Y Cádiz acudirá
a su convite, a su encuentro, 
con olor a mar y a sal 
quemará carbón e incienso 
para soñar otra vez
un nuevo Domingo eterno, 
otro Domingo de Ramos, 
otro Domingo de nervios, 
otro Domingo de Ramos
en que Cristo será el nexo 
que invite al pueblo de Cádiz 
a comer su propio cuerpo,
a beber su propia sangre, 
Dios y hombre, luz y fuego 
que prende los corazones 
que por él viven latiendo.
En su mesa siempre hay sitio
y en su banquete, cubiertos 
para todo el que lo quiera, 
Cristo le reserva un hueco 
para comulgar con Él,
con su palabra y su credo.
El levante ya no habla,
ya no susurra ni el viento,
ya sólo se escucha a Cristo,
a Jesús el nazareno
que junto a los doce apóstoles
ofrece al hombre el sustento 
para que nunca jamás 
tenga sed o quede hambriento. 
Que el que come de su pan, 
no morirá en lo eterno, 
que el que come de su pan 
vive por siempre en su seno, 
que el que come de su pan, 
del único pan auténtico, 
nunca más pasará hambre, 
porque Cristo es alimento 
que sacia el alma del hombre 
y del Rosario es misterio 
luminoso que el Señor 
instituyó en su momento. 
Bendita Sagrada Cena, 
manantial de gracia cierto 
que desde Santo Domingo 
se ofrece a Cádiz entero.

Vicente Rodríguez Fernández